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La adiposidad localizada es un problema estético que afecta principalmente a las mujeres, aunque también lo padecen muchos hombres. En muchas ocasiones puede confundirse con la celulitis, pero no se trata del mismo problema. En este artículo conocerás qué es la adiposidad localizada, cuáles son las causas de su aparición, así como consejos y tratamientos para su eliminación.

¿Qué es la adiposidad localizada?

La palabra “adiposidad” proviene del latín “adiposum”, y significa grasa (adip-) abundante (-posum). En su uso más coloquial, se utiliza la palabra “obesidad” o “sobrepeso”, asociado con un riesgo para la salud de quien lo padece, pero cuando hablamos de adiposidad o grasa localizada nos referimos al tejido adiposo concentrado en ciertas áreas del cuerpo. Estas almohadillas de grasa se pueden dividir en dos grupos: la hiperplasia de adipocitos, que es un aumento de los adipocitos (y, por lo tanto, de células grasas) y la hipertrofia de los adipocitos que ocurre cuando las células grasas se llenan de lípidos y se vuelven muy voluminosas.

Si por ejemplo, se acumula grasa en la infancia, existe una mayor tendencia a la hiperplasia de los adipocitos y, por lo tanto, la cantidad de células grasas se mantiene significativamente más alta durante la vida de una persona.

¿Cuáles son las causas de la aparición de la adiposidad localizada?

La adiposidad localizada ha sido considerada durante mucho tiempo como una simple causa del aumento de peso en las personas, pero tras años de investigación y de diferentes estudios metabólicos se ha sabido que, la adiposidad localizada, se debe a mecanismos y factores distintos que la adiposidad general. Es decir, se trata como un trastorno independiente que puede venir o no acompañado de obesidad y sobrepeso.

La razón por la cual este problema estético es más común y evidente en las mujeres se debe a su naturaleza hormonal y tiene raíces históricas. La evolución humana con frecuencia se ha visto enfrentada a la hambruna, que afectaba a muchas poblaciones diferentes, incluidas las mujeres embarazadas que eran responsables de alimentar al feto. Por eso, debido a las influencias hormonales, las mujeres tienden a almacenar grasa como reserva de energía para alimentar al niño durante el embarazo.

Para un buen diagnóstico de la adiposidad será primordial determinar si el paciente padece adiposidad localizada o general, con sobrepeso o sin él. Los profesionales tendrán en cuenta aspectos como la forma de tu cuerpo, si ha habido sobrepeso durante la infancia y la adolescencia, los factores hormonales, metabólicos, circulatorios, tu estilo de alimentación y también la predisposición de tu cuerpo a la retención de la grasa, ya que estas son las principales causas que favorecen la aparición de la adiposidad localizada.

En cuanto a la alimentación y el estilo de vida, existen hechos que tienden a facilitar la aparición de la adiposidad localizada: el consumo de azúcar en exceso, las harinas blancas refinadas, los alimentos fritos y con exceso de grasa, el consumo de bebidas con alcohol, el sedentarismo o el tabaco, entre ellas.

Por lo general, la ubicación de estas adiposidades suele verse en la cara externa e interna de los muslos, el abdomen, los laterales del abdomen superior, la cara interna de las rodillas, o los glúteos. La adiposidad puede venir acompañada de otras situaciones: como los trastornos de circulación o la celulitis.

Si estás cansada de combatir la adiposidad sin obtener resultados, deberás ponerte en las manos de un profesional cualificado que realice un diagnóstico completo para saber cómo tratar tu caso concreto. Con una acertada evaluación y diagnóstico de cada caso, será más sencillo elegir los criterios para el tratamiento y por lo tanto, mayor efectividad en los resultados.

Consejos para eliminar la adiposidad localizada

Antes de acudir a un especialista, es probable que quieras saber si puedes hacer algo por tu cuenta para mejorar la adiposidad en tu piel. Y lo cierto es, que sí existen algunos consejos que podemos darte para tratar de aliviar el aspecto de la zona en cuestión:

  • Vendajes ajustados en la zona, siempre que no padezcas problemas de circulación.
  • Aplicación de compresas frías en las zonas afectadas, en combinación con la aplicación de calor durante períodos cortos de tiempo.
  • Masajes terapéuticos en las zonas afectadas.
  • Realizar ejercicios cardiovasculares que mantengan tu metabolismo activo.
  • Evitar las comidas que incluyan fritos y excesos de azúcares o harinas refinadas.

Aunque es cierto que estos consejos rara vez son suficientes para eliminar por completo la adiposidad localizada, sí es cierto que pueden ayudarte a mejorar los tratamientos a los que puedes acudir para eliminarla, consiguiendo resultados de forma más rápida, y manteniéndolos durante más tiempo.

Eliminar la adiposidad localizada con tratamientos de ultracavitación y mesoterapia

Existen muchas personas que sufren este tipo de problema, y ​​muy pocas que no están genéticamente predispuestas. Lamentablemente, en algunos casos es muy difícil conseguir eliminar totalmente la adiposidad localizada, pero siempre puede tratarse y mantenerse bajo control. Algunos tratamientos no invasivos como la ultracavitación o la mesoterapia, pueden ayudarte a combatir la grasa o adiposidad localizada.

  • Ultracavitación

Se trata de uno de los tratamientos más utilizados en la eliminación de grasa localizada. La ultracavitación utiliza ultrasonidos de alta potencia para eliminar las lipodistrofias de forma rápida y con buenos resultados desde prácticamente la primera sesión.

Emite una serie de ondas ultrasónicas que, al colisionar contra el panículo adiposo, crea microburbujas a causa de las diferencias de presión positiva y negativa. Estas se moverán hacia el tejido graso, donde causan energía hidrodinámica al implosionar, lo que hará que se convierta en energía térmica y aumente la temperatura de la zona, estimulando el metabolismo y la circulación de la sangre.

A causa de la presión y la energía térmica, la membrana de los adipocitos se fractura y se filtra su contenido graso al medio, donde después será excretado mediante heces y orina.

La ultracavitación está muy recomendada sobretodo para casos donde el panículo adiposo es de 3 a 4 cm, de lo contrario quizás podría ser más aconsejable realizar otro tipo de terapia reductora.

  • Mesoterapia

La mesoterapia es otra buena elección de tratamientos si lo que quieres es no someterse a métodos invasivos. Consiste en una serie de microinyecciones de vitaminas, minerales, aminoácidos o sustancias lipolíticas, reguladores hormonales, venotónicas o reafirmantes, en zonas localizadas de tu cuerpo. Tal y como indica su nombre, las inyecciones se llevan a cabo en la capa de la piel del mesodermo. La introducción de sustancias lipolíticas (que son quemadoras de grasa), reafirmantes, reguladoras etc. acaban con la grasa localizada y mejoran el aspecto de la piel desde dentro.

Los tratamientos de mesoterapia se consideran no invasivos y sin efectos secundarios, de alta eficacia, rápidos y seguros. Se pueden realizar entre 7 y 12 sesiones con una duración máxima de 30 minutos, según la zona a tratar, durante un tiempo estimado de 2 o 3 semanas.

¿Estás pensando en realizarte alguno de estos tratamientos? Ponte en manos de un buen profesional y deja que sea quien te asesore sobre la mejor solución para tu problema de adiposidad localizada.

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