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Mantener una piel lozana, rejuvenecida y bien hidratada es la clave que te permite lucir bien durante todo el día; para conseguirlo, es preciso realizar ciertas acciones puntuales con constancia, sin que sea necesario invertir en muchos productos cosméticos.   

Y es que la falta de tiempo y el bajo presupuesto no deben ser excusas para descuidar la piel; solo es cuestión de mantener buenos hábitos de limpieza e hidratación para lograr los mejores resultados.

Una combinación de cuidado diario, un tratamiento semanal y limpiezas mensuales del rostro, son la combinación perfecta para lucir una piel espléndida. Dependiendo el tipo de piel, podremos determinar el tipo de tratamiento, los productos y la forma de uso.

En esta ocasión, vamos a conocer cuáles son esos hábitos que debemos realizar diariamente y que nos van a permitir lucir una piel saludable.

Limpieza del rostro

La limpieza es el punto de partida para lucir una piel tersa y saludable. El objetivo es conseguir una piel mucho más receptiva a los tratamientos que se vayan a llevar a cabo, manteniendo los poros limpios. Es necesario establecer una rutina de limpieza tanto por la mañana, al levantarse, como por la noche al momento de acostarse.  

Productos como el agua micelar, leche desmaquilladora o aceites especiales, son ideales para eliminar no solo el maquillaje sino también la grasa y residuos acumulado durante el día. para aplicarlos se debe usar un disco de algodón. 

Dependiendo del tipo de piel, podremos determinar el producto ideal para continuar con el proceso de limpieza. Así, para pieles grasas, se necesitarán geles y espumas especiales para eliminar el exceso de sebo. 

Para su aplicación, bastará con humedecer el rostro y aplicar el producto en forma circular con las yemas de los dedos, aplicando especialmente en la zona de la nariz y barbilla. Luego, retirar con agua y utilizar un tónico astringente.

En el caso de pieles normales, puede realizarse el mismo procedimiento por las noches, mientras que por las mañanas bastará con aplicarse un tónico o agua de rosas. La profundidad de la limpieza estará condicionada a la temperatura del ambiente. 

Las pieles secas y sensibles necesitan una leche limpiadora o serums especiales con un alto contenido de compuestos hidratantes.   

Hidratación y nutrición

Una vez realizada la limpieza del rostro, es necesario aplicar una crema hidratante, en especial en pieles normales y secas. En el caso de pieles grasas, no es aconsejable usar este tipo de cremas, limitándose a utilizar geles oil free o cremas adecuada para este tipo de piel.  

La piel normal o mixta puede aplicarse estas cremas durante las mañanas, después de la limpieza de piel. Existen cremas especiales para los meses fríos, mientras que para la época estival las hay con protección solar que evita la aparición de manchas en la piel.   

Las cremas ideales son aquellas que aportan vitaminas y minerales ya que, además de evitar la deshidratación y la aparición de arrugas, ayudan a mejorar la textura de la piel. Las cremas que  contienen ácido hialurónico, por su parte, son perfectas para eliminar las líneas de expresión.     

A las pieles secas es preciso tratarlas con crema de día y de noche, sin excepción. La crema de día deberá ser más densa, con compuestos que ayuden a hidratar la piel. Por la noche, las cremas nutritivas de aceites especiales consiguen excelentes resultados para este tipo de piel. 

Es conveniente también que las cremas a utilizar en pieles secas cuenten con filtro solar que ayude a evitar la aparición de manchas. 

Alimentación para el cuidado de la piel

La dieta rica en vitaminas es un componente muy importante para mantener una piel bien cuidada. Ciertos alimentos son muy efectivos al momento de contrarrestar los efectos de los radicales libres, además de mantener la piel debidamente hidratada.  

Es importante consumir vegetales que contengan un gran porcentaje de carotenos, como la zanahoria,  tomate, espinacas y pimiento. Los carotenos se sintetizan en vitamina A en el organismo y actúan contra la oxidación de las células.

También, es preciso ingerir alimentos que aporten cantidades significativas de vitamina C, como los cítricos, frutos rojos, tomates o ciruelas. La vitamina C activa la producción de colágeno en la piel, aportando resistencia y flexibilidad y reduciendo la formación de arrugas.  

Por su parte, la vitamina E, incluida en muchas cremas y suplementos, está íntimamente relacionada con la mejora de la piel por ser un gran antioxidante. Está presente en los frutos secos, cereales integrales, espinacas y brócoli.  

Pescados como la sardina, el salmón o la caballa, son esenciales para conseguir una piel más tersa. Su contenido de ácidos grasos omega 3 y vitamina D, son muy importantes para mejorar la calidad y el aspecto de la piel.  

Las semillas de chía son ricas en aminoácidos de alta biodisponibilidad, ideales para combatir problemas en la piel como la aparición de arrugas, líneas de expresión o sequedad. Para consumirlas, es recomendable molerlas ya que así se logra aprovechar todos sus nutrientes. 

Consejos finales

Para una adecuada hidratación de la piel es necesario consumir agua con frecuencia. El consumo de frutas con alto contenido de agua e infusiones también son buenas opciones para mantener el organismo hidratado y favorecer el cuidado de la piel. 

Existen algunas prácticas o costumbres que es preciso dejar de lado para mejorar el aspecto de la piel. Por ejemplo, es conveniente evitar el consumo de bebidas alcohólicas, cuyos efectos son muy nocivos para la piel. Además, se recomienda reducir el consumo de lácteos, café y productos procesados.  

Limpiar, hidratar y nutrir la piel son hábitos fundamentales para el cuidado de la piel. Estas prácticas, acompañadas con una dieta  balanceada y el consumo habitual de agua, son piezas esenciales para lucir una piel tersa y sana, siempre.

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